Actualmente, estoy leyendo una pequeña maravilla titulada Nieve negra: dioses, héroes y bastardos del ajedrez, una miniatura, ese término tan nuestro con el que resumimos aquello de "lo bueno, si breve, dos veces bueno", del periodista Jorge Benítez. En otro orden de cosas, y después de esto, me he propuesto investigar un poco sobre la introducción del ajedrez en tiempos de Al-Ándalus, ayudándome del centenario, porque ya tiene más de un siglo, A History of Chess, del inspector de educación Harold J.R. Murray.
Aunque lo pueda parecer, no estoy tan solo. Mientras, me acompaña el Club, que continuamente me nutre de anécdotas no tan del día a día; también del equipo que me ha invitado a jugar con ellos el Regional de Murcia, el Coimbra Jumilla, que también hace lo propio. Lo que quiero decir con esta introducción tan "de nicho", es que reflexiones sobre el ajedrez las hay de todo tipo, para todo momento, con cualquier carácter; y etcétera, etcétera.
La reflexión de hoy tiene un claro protagonista: el Gran Maestro don José Eduardo Martínez Alcántara (2644). Peruano de nacimiento, allá por el 99, decide defender la bandera de México desde el 2024, pero no está de más reconocerle que ha llevado la de los corazones de todos los aficionados al deporte-rey durante la Copa del Mundo 2025.
Comenzó su andadura contra el CM Isaak Huh (2116), de apenas 14 años y oriundo de Corea del Sur, a quien superó por un claro 2-0. La siguiente ronda se resolvió en un auténtico maratón ajedrecístico contra el GM Velimir Ivic (2618), de Serbia, con quien entabló 6 veces seguidas, hasta lograr la victoria con blancas en la séptima y defenderlo con negras en la octava.
No obtante, fue en la Ronda 3 donde nos conquistó: se enfrentó nada más, y nada menos, que al Súper GM Nodirbek Abdussattorov (2750 y 8º del ránking inicial y 12º del mundo), de Uzbekistán; quédense con este increíble lugar: Uzbekistán. Y nuestro protagonista del día, reponiéndose de la maratón anterior con extraordinaria solvencia, resolvió la situación de manera inapelable: 2-0.
A partir de aquí, empezó la magia. Jugadores sorprendidos, comentaristas (jamás streamers, por favor) incluyéndolo en sus análisis... y llegó la ronda de los héroes. Enfrente, otro GM serbio: GM Alexey Sarana (2675). El resultado: primera victoria con negras (cuarta seguida del campeonato), y tablas magistrales, con un sacrificio de caballo que daba victoria, proponiendo tablas por jaque continuo. Eterno.
Les dejo un enlace a un vídeo que analiza dicha partida, del canal Partidas Inmortales de Ajedrez: https://www.youtube.com/watch?v=iNfJgUo9nF4 )
Esta victoria, que espero que no se nos olvide a nadie, es lo que le valió su pase a Octavos de Final. Lo reconozco: esta vez, pensaba que no podría. Su rival: un auténtico veterano en la guerra de los 64 escaques, el Súper GM Pentala Harikrishna (2697), de la India; jugando contra un querido jugador local, a estas alturas del torneo, contra alguien que llegó a ser 10º en el ránking mundial con 2770 en 2016... no quise soñar demasiado alto. Y contra todo agorero pronóstico por mi parte, el GM José Eduardo Martínez Alcántara entabla durante 4 extenuantes rondas, y consigue la victoria en una increíble 5º ronda dirigiendo las piezas negras, defendiendo el resultado con las antagónicas.
Ya solo quedaba rendirse al prodigio. Cuartos de final, a un paso de poder competir por una plaza en el Torneo de Candidatos; ¿será esta la ocasión que tendremos de tener a un hispanohablante en el segundo campeonato más codiciado del planeta? El enemigo: todo un país; una vez más, Uzbekistán, tomando la forma del joven GM Javokhir Sindarov (2721), de apenas 19 años, 16º del ránking inicial y 25º del mundo.
Ha sido un match memorable, donde ambos rivales entablaron sus dos primeras partidas, y golpeó primero el mexicano con piezas negras en el desempate, devolviendo el golpe el joven uzbeco en la siguiente partida, también con piezas negras. Tras unas tablas más, una nueva victoria de Sindarov nos ha privado de seguir soñando. Tres en total con negras en este enfrentamiento; para analizar una y otra vez.
Como les decía, no hay que olvidar el nombre de Uzbekistán. Este país ya asombró al mundo en 2005, cuando aún en medio del cisma, Rustam Kasimdzhanov se alzó con el cetro mundial de la FIDE. Hoy, Abdussattorov, Sindarov, Yakubboev, el mismo Kasimdzhanov y Vokhidov tienen un puesto entre el Top 100 mundial, y no hay que olvidar su Oro en la Olimpiada de Chennai en 2022, ni su bronce en la de Budapest en 2024.
En una Copa Mundial ya sin jugadores locales, quizá sea la bandera de este país la que asuma el trono. Y asumiendo que tendremos que esperar para que nuestro estupendo maestro vuelva a tener la ocasión de ocupar una plaza en el Torneo de Candidatos, podemos preguntarnos: ¿volverá Uzbekistán a llevarse un oro en tierras indias? ¿Devolverá la India el golpe en la siguiente competición, como hizo en la Olimpiada? ¿Es hora de soñar con un enfrentamiento de jóvenes prodigios y magníficas escuelas entre India y Uzbekistán?
Lo que sí tenemos claro ahora mismo, y volviendo a las reflexiones de las que les hablaba, es que reflexiones las hay de todos los tipos, gustos y momentos. Una de ellas afirma que este deporte es tan cruel, que la competición es feroz, y difícilmente podemos simpatizar con el logro de nadie; "cuando empieces a ganar dejarás de tener amigos", me dijo un Maestro Internacional una vez. Y aunque no he conseguido ganar tanto como para comprobarlo, lo cierto es que creo que lo que ha conseguido el GM José Eduardo Martínez Alcántara es reunir nuestro deseo en un solo espíritu, que acompañaba uno a uno el movimiento de sus piezas.
Otra reflexión es la de que la historia nunca recuerda a los perdedores. En esto quizá tengan más razón. Pero la historia no es hoy, ni será mañana. Por tanto, que nadie nos robe el privilegio de celebrar el momento que nos ocupa: el del éxito de un hispanoparlante en Copa del Mundo.
Hasta que la historia nos alcance.
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