Se veía venir. Tres
meses ha durado la redacción del artículo 11.3 de las Leyes de
la FIDE. Vamos a recordar dicho artículo:
a. Durante la partida está prohibido que los jugadores hagan uso de cualquier tipo de notas, fuentes de información o consejos; o analizar cualquier partida en otro tablero.
b. Durante la partida, está prohibido que un jugador tenga un teléfono móvil y/u otros medios de comunicación electrónicos en el recinto de juego. Si es evidente que un jugador trajo un dispositivo de este tipo al recinto de juego, perderá la partida. El adversario ganará.
Las bases de un torneo pueden especificar una sanción diferente, menos grave.
El árbitro puede requerir al jugador que permita la inspección de su ropa, bolsos y otros artículos en privado. El árbitro o una persona autorizada por el árbitro deberá inspeccionar al jugador y deberá ser del mismo sexo que éste. Si un jugador se niega a cooperar con estas obligaciones, el árbitro tomará medidas de acuerdo con el artículo 12.9.
Curiosamente, la FIDE
no ha tocado para
nada este último párrafo, que fue el
que gran polémica causó en este mismo blog (aquí) cuando
se redactó. Realmente, no creo yo que en tres meses, algún árbitro
se haya visto en la tesitura de tener que inspeccionar (o sea,
cachear) a ningún jugador porque sospeche que llevaba algún
pinganillo o algo parecido.
Sin embargo, el apartado
“b” ha suscitado no sólo polémica sino un gran desasosiego en
los jugadores y los árbitros. En muchas ocasiones, los árbitros han
hecho caso omiso de este artículo (sobre todo en torneos a ritmo
rápido) y han permitido que los jugadores estuvieran jugando con el
móvil apagado encima de la mesa dando a entender que, de esta
manera, el oponente podía ver en todo momento qué uso le daba su
rival a dicho dispositivo. En otros, el árbitro ha sancionado al
jugador al que le ha sonado el móvil con la pérdida de la partida,
directamente. En muy pocos, el árbitro ha adoptado “una sanción
diferente, menos grave”.
Pero durante la celebración de la Olimpiada
de Tromso se pudo ver la nula
efectividad de este artículo. Se instalaron
arcos de seguridad por los que debían pasar más de mil personas
cada día para detectar los móviles, lo cual hacía que los
jugadores llegaran tarde a su partida y perdieran, no por llevar
móvil, sino por retraso. El árbitro principal, Takis
Nikolopoulos, fue el primero que dijo
claramente “esta regla no me gusta
pero hay que aplicarla”.
Así que el Comité
“anti-trampas” de la FIDE sugirió
que las Leyes del Ajedrez fueran modificadas. Y eso mismo hizo al día
siguiente la Comisión de Reglamentos.
Ahora
la redacción del apartado “b” es así:
Durante la partida, está prohibido que un jugador lleve encima un teléfono móvil, medios electrónicos de comunicación o cualquier dispositivo capaz de aconsejar jugadas en el recinto de juego. Sin embargo, las reglas de la competición pueden permitir que dichos dispositivos permanezcan guardados en una bolsa del jugador, siempre que el dispositivo esté completamente desconectado. No se permite que un jugador lleve una bolsa que contenga tal dispositivo sin permiso del árbitro. Si es evidente que un jugador lleva encima un dispositivo de este tipo al recinto de juego, perderá la partida. El adversario ganará.
Es interesante ver cómo
no sólo cambia la redacción: ahora se hace énfasis
en la expresión “llevar
encima” (“carry on their person”)
de la misma forma que se lleva escondida un arma. Es decir, está
prohibido llevar el dispositivo “solapadamente”. Pero sobre todo,
el cambio más drástico es que, si
avisas al árbitro que llevas el móvil dentro de una bolsa
(bolso, mochila, faltriquera o lo que sea) y
está completamente desconectado y el árbitro lo autoriza, no pasa
nada.
En mi opinión, hemos
mejorado bastante. De todos modos, no se autoriza a que el móvil
esté encima de la mesa, sino que debe estar guardado. Yo creo que lo
mejor sería que antes de empezar una partida, el jugador enseñe su
móvil al contrario, lo guarde en su bolsa (si es posible, con la
batería removida) y se empieza la partida sin ningún problema.
No sé si una regla de
las leyes del ajedrez ha sido tan efímera. La nueva redacción
entra en vigor el 1 de octubre, justo tres meses de que entraran en
vigor las nuevas Leyes del Ajedrez.